El año 2002 agonizaba. Tan cerca,
y tan lejos, quedaba su nacimiento en enero. Cuando yo rumiaba mis planes de libertad
y aventura. Atrás quedaron aquellos miedos, aquellas ilusiones, aquel primer
vuelo. El 2003 pedía paso, empujaba al viejo año que, perezoso y egoísta,
quería apurar sus últimas horas de protagonismo.
Nuestro plan era evidente. Acudir
a la Hogmanay. Es la denominación que
dan en Escocia a la fiesta de Nochevieja. Edimburgo acoge cada año a cientos de
miles de visitantes procedentes de todo el mundo (con entradas vendidas en más
de cincuenta países). Además ese año se celebraba el décimo aniversario de tal
festejo. Con un programa de órdago: teatro de calle con artistas llegados de
Francia, España y Bélgica; músicos de jazz importados directamente de Nueva
York, música celta tradicional escocesa, cantantes y bandas de pop y rock de
rabiosa actualidad y los más punzantes DJs del momento.
Más de cien mil personas
tomarían Princes Street y sus calles aledañas, las cuales serían acordonadas
para la ocasión. Conciertos en directo, fuegos artificiales desde el Castillo –
en lo alto del extinto volcán: poderoso, inalcanzable, inconquistable, negra
pesadilla del enemigo− y puestos de entretenimiento para todos los públicos. Todo
ello bajo un entrañable ambiente de despedida, de tradición y de buenas
vibraciones.
A falta de campanadas y uvas, los
escoceses realizan una cuenta atrás, a diez segundos de las doce de la noche;
habiendo entonado momentos antes la canción de despedida “Auld Lang Syne” – cuya letra es un
poema que escribió Robert Burns, icono de la poesía escocesa- con la
gente entrelazando brazos, o agarrándose de las manos.
Y allí estuvimos nosotros. David
y yo. Empapándonos de bonita tradición y pintas de cerveza. Intercambiando
buenos deseos para el recién nacido 2003, en forma de piquitos con las ladies escocesas, siempre tan bravas
ellas, pechugas y cachas al aire, retando al frío y riendo al viento.
Así despedí aquel –tan añorado
ahora− año 2002, hombro con hombro con quien se convertiría, con el tiempo, en
mi mejor amigo.
De tal manera di la bienvenida al
prometedor y enigmático 2003, con una gran sonrisa, una pinta en la mano y
besitos de escocesas.
¡Feliz salida y entrada de año
para todos ustedes!
¡Feliz Año Nuevo 2013!
Macho,te tengo que felicitar. Con tu blog disfruto lo que no está esrito. Seguiré leyéndolo. Felicidades y buenas fiestas!!!
ResponderEliminarJaja, se agradecen, y MUCHO, esos comentarios tan "a saco".
EliminarIntentaré mantener el nivel. Gracias por leerme.
¡Feliz 2013!
De las mejores entradas que tienes, nunca me cansaré de leerla ;)
ResponderEliminarGracias, aunque sinceramente no comparto tu opinión jaja.
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