lunes, 22 de junio de 2020

F140 - Un libro, un adiós (enero 2006)


Existen lecturas que te marcan para siempre. Libros que llegan a tus manos e impregnan tu espíritu. Novelas que regresan una y otra vez a tu vida, recordándote por qué continúas leyendo historias. Por qué te hiciste lector siendo crío. Lecturas que te abrieron nuevos universos, te transportaron a otras épocas, te hicieron reír, llorar, sufrir, vivir, soñar. 

Cada uno de esos libros esconde su propia historia, aparte de la que cuentan sus páginas. Una particular biografía que transcurre paralela a la tuya. ¿Dónde lo adquiriste? ¿Alguien te lo regaló? ¿En qué año lo leíste? ¿Qué sensaciones experimentaste?

Dos títulos se grabaron a fuego en mi reciente existencia. No hablo de la infancia, ni siquiera de la adolescencia. Dos libros que me pillaron ya talludito, mas lograron que alcanzara emociones que creía perdidas. ‘La Reina del Sur’, de mi admirado y querido Arturo Pérez-Reverte fue uno de ellos. Lo descubrí en mi primera escapada a España, tras seis meses de aventura escocesa. Adquirido en el aeropuerto de Barajas, en las horas previas a mi vuelo de retorno a Edimburgo. Jamás olvidaré aquella primera vez. Las numerosas relecturas me ayudaron a salir de más de un pozo durante todos estos años.

            Sin embargo, aquel enero de 2006 el alma me pedía abrir el segundo ejemplar que caló tanto en mi corazón. Obsequio de una buena amiga, por motivo de un pasado cumpleaños. Tras preparar un café con la kettle, me encerré en mi pequeño cuarto, sentado sobre la cama, la espalda apoyada en la pared. Toda la casa permanecía en silencio. Stevie pasaba el fin de semana en el piso de su novia. Los vecinos de arriba, siempre volátiles, guardaban calma. Tan sólo el ruido de la ventisca, acompañada de una intensa lluvia, se filtraba a través del cristal de la ventana, recordándome dónde y cuándo me hallaba por un instante más.

Abrí la tapa del volumen, tras contemplar la fotografía, en blanco y negro, que la adornaba. Una ciudad bajo la niebla, un padre pasea de la mano con su hijo de corta edad. Visten largas gabardinas, quizás un abrigo en el caso del niño. Se advierten coches de otra época al fondo de la imagen. Una farola, de hierro forjado, y aspecto antiguo aparece en primer plano.

Paso, con delicadeza, despacio, las primeras páginas. Título. Autor. Unas palabras escritas a mano: “Conociéndote, sé que esta historia te entusiasmará. Con cariño, Marimar”. Datos legales. Dedicatoria del escritor.

Comienzo a leer.


"Todavía recuerdo aquel amanecer en que mi padre me llevó por primera vez a visitar el Cementerio de los Libros Olvidados. Desgranaban los primeros días del verano de 1945 y caminábamos por las calles de una Barcelona atrapada bajo cielos de ceniza y un sol de vapor que se derramaba sobre la Rambla de Santa Mónica en una guirnalda de cobre líquido.
  ̶  Daniel, lo que vas a ver hoy no se lo puedes contar a nadie  ̶ advirtió mi padre  ̶ . Ni a tu amigo Tomás. A nadie.”

Y ya no pude parar de devorar línea tras línea. Volví a caer de lleno en aquella narración mágica. Un cuento dentro de otro cuento y de otro más. Una muñeca rusa de relatos encajados. ‘La Sombra del Viento’. A la que seguiría ‘El Juego del Ángel’ y dos títulos más.

            En el momento que tecleo estas líneas, leo por enésima vez el titular que llamó mi atención hace un par de días. Sin poder todavía asimilarlo.

                  “El escritor Carlos Ruiz Zafón fallece a los 55 años”

Desde mi humilde rincón, quería rendirle un pequeño y sentido homenaje. Desear que su alma encuentre el camino en el laberinto del Cementerio de los Libros Olvidados.

Gracias por hacerme soñar, maestro.

D.E.P.

5 comentarios:

  1. Bonito homenaje, seguro que le gusta.

    Besos.

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  2. Disfruté en su día de La Sombra del Viento, uno de esos libros que efectivamente te atrapa.

    DEP

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  3. Hola Viki,

    Estoy viendo ahora tus comentarios.

    Es una novela maravillosa. La mejor de las 4. Después me encantó "El juego del Ángel " por lo diferente y oscura. Casi de miedo.
    Además puedes leer los 4 en cualquier orden. Es como un pequeño microcosmos que Zafón creó (como el maestro S. King y su microcosmos en torno a la ficticia ciudad de Derry, mezclando personajes de novela a novela aunque traten de historias totalmente diferentes).
    Pero en el caso de las 4 del Cementerio de los libros Olvidados el efecto es mucho más cerrado.
    De hecho, leí el cuarto y seguido releí el tercero, el segundo y concluí con La Sombra del Viento. La experiencia impresionante porque puedes seguir la historia.
    Es como una muñeca rusa pero con cuentos.

    Un saludo

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